miércoles, 16 de mayo de 2012

YA ESTAMOS EN MALLORCA

16 de mayo de 2012

Acabamos de llegar a Mallorca, esta singladura llega a su fin.
No tengo tiempo ahora de redactar el día de hoy, lo haré más adelante.
Tengo fotos y videos por colgar, lo haré en los dias posteriores cuando tenga algo más de tiempo.
De momento y como punto y aparte os dejo este cuento. Lo escribí hace unos años, pero creo que este es su sitio.

EL RAYO VERDE

De entre las montañas del oeste, aquellas que todas las tardes acogen dentro de si al sol, que ya cansado después de todo un día irradiando su voz y su fuerza se retira a descansar, de entre sus picos más altos y sus collados más curvos, de entre sus riscos, lomas, crestas y mar de piedras lajadas, … , de entre ellas y solamente de ellas surge la luz del rayo verde.
Cuenta una antigua leyenda, tan antigua que hasta la voz de la persona que la narra, suena a vieja, que el rayo verde es la última luz que el sol, en el último instante en el que se esconde detrás del horizonte, en ese instante en el que la luz y la sombra se funden en un elemento innombrable, en el que el día pasa por un estado instantáneo e impronunciable a ser noche, en ese espacio de tiempo que de tan corto y breve no da tiempo ni a ponerle un nombre, es cuando aparece el rayo verde.
Dicen, que ese rayo, es la manifestación de la esperanza en un estado físico pero etéreo, es el símbolo de lo que todos y todas creemos en lo más hondo de nuestro ser que lo que no puede ser será, que lo imposible cobra vida, y que la vida supera a lo imposible.
Dicen, que si una vez, solamente una vez llegas a ver ese rayo verde, el más hondo deseo que celosamente guardamos en nuestro yo cobrará vida, y que al cobrar vida, tu estado más íntimo pasa a ser la locura creada que te transporta a la felicidad.
Dicen, que tus ojos, sean del color que sean, al impregnarse de ese verde infinito, al contemplar aunque solamente sea en ese infinitesimal instante el rayo de los rayos del sol, se vuelven de un color verde tan intenso que al mirar al mundo y a las personas, transmiten a todos los seres mirados, paz, sosiego, calma, pasión, vida y energía en estado puro.
Y dicen, que aquella persona que haya visto el rayo verde, que haya contemplado por una sola vez, por un solo espacio de tiempo breve e incompleto ese maravilloso y extraño rayo de sol, no vivirá a partir de aquel día más que para contar aquello que vio, para transmitir a todo ser que conozca la experiencia vivida, y para transmitir, como dicen los antiguos, el más puro deseo de que aquellas personas que escuchen la historia del rayo verde, solamente vivan para poder llegar a ver, en ese instante tan breve que de tan breve no tiene ni nombre, el rayo verde.












TRAVESIA HACIA CABRERA


15 de mayo de 2012

Hoy por la mañana todavía hemos podido disfrutar un poco de las motismos. Todavía nos ha dado tiempo de dirigirnos con ellas a una de las calas para tomar un café antes de devolverlas. A eso del mediodía regresamos al barco. Por cierto, de ayer se me olvidó comentar que tuvimos la clásica aventura con el dingi (la pequeña barca auxiliar con motor fuera borda que se utiliza para los desembarcos).

Cuando regresamos al Victoriano, con la noche como nuestra oscura acompañante, nos quedamos sin gasolina. El terror se adueño de la tripulación. Todo se salvó gracias a la valentía y al esfuerzo remero de Mariaje, lo dio todo. Hemos tenido ya alguna llamada de Orio para la temporada que viene.
Volvemos al momento actual. Hoy al mediodía hemos partido desde Formentera con rumbo a Cabrera. Las previsiones de viento se han cumplido y navegamos con un viento del Este de fuerza 3, a seis nudos de velocidad. Un viento que nos entra por la aleta de estribor y podemos seguir un cómodo rumbo  directo de 85º de compás.

Una gran tranquilidad reina en el Victoriano. Es una tranquilidad que también se mezcla con cierta melancolía. Ya se empieza a hablar de vuelos de vuelta, cambios de última hora, trabajos, horarios. La singladura va llegando casi a su fin. Nos quedan escasamente ahora unas 24 horas de mar, sol, luna, viento, tiempo… las disfrutaremos como si de un último regalo de este viaje se tratara.
Dentro de unas cuatro o cinco horas llegaremos a Cabrera. Esta mañana nos han confirmado que tenemos reserva en el Parque Natural, así que podremos quedarnos a dormir tranquilidad en una preciosa bahía cerrada a los vientos.

Ahora, a escasos veinte minutos para que se ponga el sol, nos toca disfrutar de su puesta. Un maravilloso espectáculo que ocurre cada día, pero que al que tan poco caso hacemos. Las gafas oscuras de la prisa no nos dan permiso. Hoy, sin esas gafas vamos a disfrutar del lento adiós de este astro, de este casi padre de la madre tierra.

Cierre del cuaderno de bitácora cuando son las 19:30 UTC.

VERANO AZUL EN FORMENTERA


14 de mayo de 2012
Es una idea que no pareció agradar a la persona que nos vino  a despertar a las 06:30 de la mañana a decirnos que nos fuéramos. A gritos de “volveremos” abandonamos el puerto de La Sabina gobernados en la maniobra por Iñaki y Mariaje, y nos dirigimos a un fondeo cerca de la bocana, pero fuera de las señales que balizan la entrada al puerto.
Horas después nos fuimos desperezando junto a un rico desayuno. La propuesta era la de visitar la isla.

Javi, Bea, Pacho, Kiko, Tito, Desi y Piraña, las bicis, el verano, el sol, sonrisas, libertad juvenil… así casi casi nos hemos llegado a encontrar nosotros en Formentera.
El parte meteorológico no daba posibilidad de navegar a vela hasta el mediodía del día siguiente, así que cambiamos el mar abierto y turquesa de las Pitiusas por el serpenteaste asfalto de la isla.
Alquilamos unas pequeñas motos en La Sabina, cuatro para cinco, y comenzamos un recorrido por la pequeña isla de Formentera que nos llevó de punta a punta, de faro a faro, de acantilado a la playa. La isla pequeña, unos veinte kilómetros de cabo a cala. El paseo fue divertidísimo, sobre todo para el que suscribe, que no había montado nunca en moto, por lo que esta una experiencia doblemente estimulante.

Descubrimos una isla preciosa, llena de rincones arenosos bañados por las turquesas. Una isla cálida, tranquila, muy tranquila, que invita a perderse en ella para encontrarse uno mismo dentro de este pequeño mundo abierto al mar por los cuatro costados. La isla respira sal, mar, luz y salitre. Un montón de salinas están situadas a su largo y ancho.

Acabamos por la tarde en una de las calas situadas en su extremo noroeste. El atardecer se asomaba limpio en el horizonte… lástima. Esta vez no nos quedamos a verlo… lástima. La falta de las chaqueticas con las que toda navarrica y navarrico de pro tiene que salir a la calle, y más en verano, nos privó de este inmenso placer. La tarde era un tanto fría, y la vuelta al puerto de La Sabina fue fresca… bastante fresca.
Vuelta al barco. Desembarco para cenar del retén de tierra y guardia en el Victoriano del marinero del alba. No hubo sorpresas y la tripulación volvió antes de las doce campanadas, sin haber perdido ninguna chancleta de cristal. Mañana hacia el Parque Natural de la Isla de Cabrera, penúltimo fondeadero de nuestra bella singladura.

Cierre del cuaderno de bitácora cuando son las 23:00 UTC.

martes, 15 de mayo de 2012

LAS PITISAS NOS SALUDAN

13 de mayo de 2012

Hace más de 24 horas que estas preciosas islas de Las Pitiusas nos han acogido. Ayer día 13 de mayo partimos a las 15:00 horas local desde Altea con rumbo hacia Formentera. Las condiciones climatológicas eran ideales para acometer las 70 millas que teníamos por delante. Un viento Sur fuerza 5, que superaba las previsiones mas halagüeñas, nos empujaba por la amura de estribor otorgándonos una velocidad de ocho nudos. La ola, que también vino a ayudarnos, nos recogía por el mismo punto y nos hacía surfear cuando descendíamos llegando a picos de más de nueve nudos. Sol sahariano presente toda la mañana, que si bien en tierra se hacía un tanto insoportable, en el mar y junto con el viento, resultaba de lo más acogedor.

En cuanto a la tripulación, más de un 50% de esta se veía afectada por los efectos del ron Liberación de la noche anterior. Así en cuanto salimos de puerto, y tras los momentos “tu me das cremita yo te doy cremita”, momentos que tanto bien han hecho a lo masculino para reconciliarse con la sexualidad intragénero, se desparramaron por cubierta. Después de la sensación de no viento, la tarde se presentaba felizmente ventosa.

Nuevamente Mordor hizo su aparición. Está claro que quiere continuar el viaje a bordo del Victoriano hasta el final. Apareció no sabemos de donde, más sonriente y enérgico que nunca y nuevamente la víctima escogida fue Mariaje. Desapareció así en el camarote hasta la arribada a Formentera.

La tarde siguió a la noche. El viento comenzó a rolar y se nos fue colocando a proa. Decidimos conectar el motor. Quedaban unas 20 millas para nuestro destino. A lo lejos, primero por la amura de babor, rayos intercalados iban apareciendo por el horizonte. Lejanos, como si de un espectáculo pirotécnico se tratase, fueron proporcionando a la tripulación unos mágicos momentos.

El viento varió. Primero roló, a Norte, Sur, SurEste, y otra vez al Norte… parecía un tanto loco, y de tan loco que parecía, cuando volvió a quedarse alojado en nuestra proa, pero esta vez más violento. Rachas de más de 26 nudos nos hacían frenar en nuestro avance. La tormenta se colocó a nuestra proa y parecía que íbamos rumbo a las Tierras Oscuras de Mordor.

No voy a continuar un relato que parece escalofriante, ya que no lo fue tanto. Con sueño y frío decidimos entrar en el Puerto de la Sabina en Formentera, evitando así un fondeo bailao. Arribamos a eso de las 01:00 hora local. Nadie nos recibió ni por radio ni en el amarre en Formentera Mar. Así, que haciendo un guiño al movimiento ocupa, amarramos a uno de los muelles que vimos libre. Y plácidamente nos echamos a dormir.

Cierre del cuaderno de bitácora cuando son las 01:00 UTC.

lunes, 14 de mayo de 2012

ATRAPADOS EN EL NO VIENTO

12 de mayo de 2012

Son las 20:00 horas en el reloj de bitácora del barco. Navegamos frente a un cuadro dibujado por altas agujas cuadradas que apelotonadas y saliendo violentas del suelo intentan ganar en altura a las suaves montañas de su alrededor. Es la ciudad de Benidorm, de tierra de Babel, de dinero, de sangría, de castañuela y de olé.



Todavía nos queda más de una hora de navegación hasta llegar a nuestra siguiente singladura, Altea. Esta mañana durante el desayuno hemos estado valorando la ruta a seguir. El no viento se ha instalado en nuestras intenciones de dar el salto desde la península a Baleares. Nuestra idea es atrapar vientos de levante cercanos a la costa para poder avanzar hacia el norte a vela, esperando con ello la aparición de suspiros de Eolo, Eros para Mariaje, que nos sean favorables por la mañana.
De momento las previsiones esperadas no se han cumplido. El sordo ronroneo del motor nos acompaña desde nuestra salida del Puerto Deportivo de Santa Pola, como si de un tripulante molesto se tratara.

Nuestra huella ecológica en este viaje está siendo importante por la cantidad de combustible que estamos utilizando. No era en ningún caso lo deseado, pero la mala gestión que de nuestro bien más preciado, el viento, está haciendo Eolo, nos obliga a seguir utilizando la materia contaminante y molesta.
Nuevos cambios acontecen en la tripulación. Ayer se incorporó nuevamente uno de los Javis, que vía París, Madrid, Santa Pola, llegó ayer sobre las 01:00 horas al barco. A su vez a su misma hora dijimos hasta pronto a Jon y Ernesto, que regresaban a Pamplona. Bonitos han sido los ratos vividos con esta pareja de marinos. Agradable su compañía. Esperamos volver a coincidir en futuras singladuras.

El otro Javi cumplió ayer los años. Para celebrarlo nos pasamos por la lonja de pescadores y nos hicimos con un par de colas de merluza y una ingente cantidad de gambas. Con buen humor lo preparamos todo a bordo del Victoriano y dimos cuenta de estos frutos del mar y de la tierra, estos últimos en forma de dos botellas de vino blanco.

La tripulación desembarcó con la promesa al marino que quedó de guardia en el Victoriano, que no pasarían de la primera cantina del puerto… obviamente esta promesa no se cumplió, aunque tampoco se desató la furia del mar en tierra, y pudieron regresar sanos y sana nuevamente al barco.

El sol ya se ha puesto tras la costa. El mar está como le gusta a Mariaje, un pelín agitado pero no revuelto. La velas ya están recogidas y poco a poco vamos tomando el rumbo hacia la enfilación de la entrada del puerto de Altea. La tranquilidad reina a bordo mientras vemos un bonito atardecer. Todo parece ralentizado, y hasta a el sol parece hoy que le está costando un poco más. Hasta mañana sol.

Cierre del cuaderno de bitácora cuando son las 19:00 UTC.

sábado, 12 de mayo de 2012

SIEMPRE HAY TIEMPO PARA UN BUEN LIBRO

La lectura siempre está presente en esos momentos de reflexión personal que nos brinda la vida a bordo. Nuestro almirante en jefe Iñaki, hace acopio de buenas intenciones y prepara uno de esos entrañables, emotivos y tranquilos momentos donde se despereza el alma y una cálida aura monástica envuelve a todo lector.



Son las 02:00 horas HRB, y de momento, a bordo del Victoriano, seguimos esperando a Iñaki para acompañarlo en esa lectura acompasada de textos neocatecumenales.




Ya son las 03:30 horas en el reloj de bitácora. Solamente podemos referirnos a una frase memorable que suele recordar Iñaki al resto de la tripulación:
"la mentira solo engaña a uno mismo".
Y yo solamente añado otra: "alea jacta est" o sea se, "la suerte está echada, solo Dios puede salvar Altea de estas ordas desemfrenadas"





MOMENTOS DE TENSIÓN

No todo en la travesia han sido momentos dulces y tranquilos. Aquí os dejamos uno de estos momentos de tensión vividos en el Victoriano. Ha habido muchos más, pero no es cuestión de asustar al personal.
Es importante comprobar in situ, la sangre fría y el valor derrochado por los y las tripulantes cuando las cosas no pintan tan bien.


DOBLAR EL CABO DE PALOS


10 de mayo de 2012

Ayer nuestra primera parada técnica en tierras almerienses se produjo fondeando en la Playa de los Genoveses, uno de los lugares emblemáticos del Parque Natural de Cabo de Gata, si bien yo prefiero calas más pequeñas y más recogidas como Medialuna o Cala Carbón, pero esto sería parte de otra historia que ahora no os voy a contar.

Como os comento, en esta cala tuvimos nuestro primer fondeo. Eran las cuatro de la tarde hora local y habíamos quedado con los tíos de Iñaki y Javi, que son Mamen y Andrés. Pareja sesmera de reconocido prestigio, que casualmente se encontraban por la zona de vacaciones. Con ellos compartimos un agradable rato en el Victoriano. 



Se preparó a bordo una deliciosa y exclusiva ensalada “Genoveses y olé”, y digo lo de exclusiva porque se elaboró con todo lo que se pudo encontrar a bordo, susceptible de ensaladarse. Tan variada, que se hace ahora difícil saber cuales eran sus ingredientes.



La tarde fue tranquila, en dos grupos. Uno en tierra que se ocupó de las viandas y el pertrecho, o sea la marinería de más bajo nivel, y otro paseando y dando agasajo a la tan estimada pareja como si de una tarde de paseo en Saint Tropéz se tratase, o sea la oficialidad aristocrática de meñique altivo.
Pasamos noche en el pequeño puerto deportivo de San José. Un merecido descanso para afrontar la siguiente singladura que nos llevará hacia Denia.

A la mañana siguiente, la mañana del día 10 de mayo, tras una saludable ducha y desayuno reconfortante, partimos con una previsión meteorológica de viento del Nordeste de componente cuatro y cinco, marejadilla, así como un solete andaluz que funde cascos, lo que auguraba un bonito día de navegación a vela.




La salida fue espectacular, soltando trapo y comprobando desde los primeros momentos que era necesario rizar las velas si no queríamos que el Victoriano navegase de lado. Así, con un rizo en cada vela, partimos de la Bahía de San José.

La dirección del viento nos ha ido obligando a tener que abrir el rumbo más de lo conveniente. El barco no navega bien en ceñida rabiosa, y hemos tenido que darle algún margen más. Además, no sabemos como ni de donde, agazapado entre los tambuchos, apareció Mordor. El primero en sentir su frío y blanquecino abrazo fue Javi, que con rostro pálido nos miró ojeroso mientras decía, - me ha atrapado, me recluyo en el camarote. Y después le tocó a Mariaje, de la que pensábamos había abandonado esta dañina relación, no era así. Aunque nos ha repetido por activa y por pasiva que no quiere saber nada más de él, ha vuelto a coquetear con la sombra maldita.




A última hora de la tarde hemos tenido que poner nuevamente el motor. El rumbo abierto no nos permitía hacer un bordo que nos llevara a librar el Cabo de Palos a vela. Tendremos que seguir así toda la noche para luego poder doblar el cabo y virar rumbo Norte y acercarnos hacia… no lo tenemos muy claro. Denia ya no va a ser por las previsiones de horas. Lo tendremos que ver mañana por la mañana.
Hay mucho tráfico marítimo, la noche está cerrada. Nos ayudamos del radar para mayor tranquilidad. El Cabo de Palos con un dispositivo de separación de tráfico para el tránsito de buques se aprecia denso esta noche.

Cierre del cuaderno de bitácora cuando son las 22:00 UTC.
                                                                                                        

UNA DE DELFINES



miércoles, 9 de mayo de 2012

DE PASEO POR LAS COSTAS ANDALUZAS


9 de mayo de 2012

Hace ya unas horas que ha amanecido. El sol comienza a calentar tímidamente y entre la tripulación del Victoriano se respira ahora una cálida tranquilidad. La noche ha sido un tanto monótona. La falta de viento que ha oscilado entre los 4 y los 7 nudos de real, dirección Este, nos ha obligado a tener que navegar a motor durante muchas horas, siempre atentos y atenta a los buques que pudieran estar costeando, pesqueros y veleros principalmente.

La noche se nos presentó con una preciosa puesta de sol, donde como si de un óleo luminoso se tratase, el cielo se fue vistiendo de distintas tonalidades naranja, amarillo y rojo, que en combinaciones casi imposibles, nos hicieron contemplar uno de los atardeceres más espectaculares de la travesía.
Nos encontramos ahora mismo frente al Golfo de Almería, en rumbo 146º N navegando a vela a la espera de realizar un bordo que nos sitúe en la enfilación optima para poder pasar el Cabo de Gata. El viento sigue siendo Este, pero hace ya un par de horas que su intensidad subió hasta los 10 nudos, por lo que por unanimidad de los componentes despiertos del Victoriano hemos abierto rumbo para navegar a vela… y esto es fantástico.

Nuestro destino después de dos días de navegación será aproximarnos a la Playa de los Genoveses en el parque natural de Cabo de Gata. Ahí haremos un desembarco para inspeccionar la zona y decidir si es el punto donde esconder el tesoro… “ron, ron, ron, la botella de ron”. La noche la pasaremos en el pequeño puerto de San José, muy cerca, donde se nos ha encomendado la misión de cuasi supervivencia de dirigirnos a la lonja y conseguir gambas para Txiki. Desde que salimos de Cadiz a contagiado en el resto de la tripulación el llamado “escorbuto gambero”, por lo que se hace imprescindible su consumo en cantidades terapéuticas.

Nuestra nueva tripulación se ha adaptado magníficamente a las rutinas de las guardias, siestas, amaneceres, régimen de las ocho comidas, risas y encuentros. Javi, Jon y Ernesto son tres compañeros magníficos con los que estamos disfrutando de muy buenos momentos marineros.

Estos días se ha echado de menos a la tripulación descendida en Cádiz. A Silvia, nuestra voz cálida para cantarle al mar, a Olatz, la siempre incombustible y atenta marinera de pertrechos, a Javi, ardid de motines a bordo y catador de ron, a Leyre, la pequeña grumetilla acurrucada en el mar y desatada en tierra, a Pablo, filósofo de conocimientos imperdurables. Una de sus innumerables frases perdura día a día en la travesía: “cada momento vivido supera en cierta manera al anterior”. Desde el Victoriano vaya un beso salitroso para todas.

Cierre del cuaderno de bitácora cuando son las 12:00 UTC.
                                                                                                        

PASO POR EL ESTRECHO


8 de mayo de 2012

Cuando son las 14:22 horas local, nos encontramos navegando cerca de las costas andaluzas, concretamente paralelos a la costa de Málaga.

Ayer tuvimos que decir adiós a parte de la tripulación. Pablo, Javi, Olatz y la grumetilla de tres al cuarto Leyre, nos dijeron hasta pronto al medio día. El Victoriano quedó entonces tripulado por los ya veteranos de la travesía Iñaki, Txiki, Joxe y Mariaje (hemos conseguido despistar a Mordor y dejarlo en Cadiz), y por las dos nuevas incorporaciones; Ernesto y Jon.

La mañana y el mediodía lo hemos dedicado a preparar la siguiente singladura que tiene como destino el Cabo de Gata, y como punto importante de la misma el paso por el Estrecho de Gibraltar. El Estrecho, como su propio nombre indica, es estrecho, y se convierte en ciertas horas del día en el desagüe del Mediterráneo, por lo que las corrientes que ahí se forman son importantes, sumado además al intenso transito de buques que por el transita a lo largo de todo el día. A ello hay que sumar que la luna acababa de estar llena, preciosa y rosa nos ha saludado justo un poco antes de la medianoche, lo que aumenta la intensidad de las mareas, por lo que el momento del paso debía de ser concienzudamente estudiado. De ello se ha encargado el almirante Iñaki, decididamente subido de grado al encontrarse el Victoriano sobrado capitanes, patrones y demás graduaciones marinas. La hora de la pleamar ha sido las seis de la mañana por lo que ha esa hora ya nos encontrábamos pasado Tarifa y casi mirando por la amura de babor el peñón de Gibraltar. Antes, por la noche y a la altura del Cabo de Trafalgar, empujados con un flojo viento de fuerza 3 proveniente del Oeste, nos hemos visto sometidos a una fuerte corriente que nos hacía casi casi permanecer quietos, aunque el efecto de la corriente en contra junto con la velocidad que nuestras velas producía una estela que bien semejaba a la que podría producir una velocidad del buque de más de cinco nudos. En este punto también hemos tenido un momento de cierta tensión al encontrarnos sondas muy bajas que no aparecían en las cartas.

Durante el paso frente a Gibraltar el efecto ha sido el contrario. La corriente nos arrastraba hacia dentro del Mediterráneo, imprimiéndonos una velocidad de cuatro nudos lo que nos hacía avanzar a una velocidad de 7 a 8 nudos, y eso que casi no teníamos viento. Nos hemos topado con unos cuantos enormes barcos portacontenedores, y algún otro buque de transporte, por lo que la mañana ha sido entretenida observando este catálogo de barcos en funcionamiento.

Ahora llevamos rumbo 76º hacia el Cabo de Gata. Un suave viento del Noroeste nos empuja lentamente hacia nuestro destino. El mar parece una balsa de aceite. Tranquilo, reposado, casi plano. El barco casi casi no se mece, y la tripulación se va desparramando por cubierta para recuperar horas de sueño perdido por las guardias nocturnas. Desde la mesa del capitán escucho como él nos dice algo… a no, me he equivocado, no nos dice algo, nos ronca algo tumbado en la bañera, que dulce suena su diálogo orco.

Hemos tenido un bonito acontecimiento hace un par de horas. Por nuestro costado de estribor han aparecido una serie de aletas… - ¡atunes!, a gritado nuestro siempre alerta vigía Txiki. Ha motor nos hemos dirigido babeantes hacia las aletas. Pero cuando hemos llegado a su altura otra sorpresa nos deparaba el mar. Era una familia de delfines. Una extensa familia de delfines que nadaba en grupo. Muchos de ellos en pareja de madre y cría. Ha sido un espectáculo maravilloso. Hemos estado un rato con ellos y ellos con nosotros compartiendo su pausado nadar, aunque alguno nos ha deleitado con alguna graciosa pirueta.

Cierre del cuaderno de bitácora cuando son las 23:53 UTC.






MUXUAK TRIPULACIÓN DE TIERRA

Unos momentos del viaje para todos y todas las que se quedaron en Cadiz.
Ikusiko dugu elkar.


domingo, 6 de mayo de 2012

ARRIBADA A CADIZ

6 de mayo de 2012

Hace más de 24 horas que llegamos a Cadiz. Nos encontramos en el Puerto de América, un pequeño puerto público situado en la parte oeste de esta vieja ciudad con encanto.
Hace como un día que ya no nos acompaña nuestro balanceo, para algunos querido, para otras maldito como un odiado amor.

Las últimas jornadas de travesía, los dos últimos días y medio que pasamos en la mar, parecen un tanto lejanos ahora. La tranquilidad y el poco viento han sido las predominantes en el tercer y cuarto día de travesía. Para el tercer día el cansancio ya se hizo latente en los cuerpos de la aguerrida marinería del Victoriano. Como si de alfombras de piel rojiza se tratase aparecían esparcidos en cualquier lugar. Por cubierta, en los camarotes, en el salón, debajo de la botavara, en los cofres y tambuchos, por todos lados cuerpos inertes, cansos, rotos, ojerosos. Pero en la mayoría aparecía también dibujada una sonrisa.

Bueno, y cuando digo en todos tengo que incluir un nuevo pasajero que no sabemos como ni cuando, subió a bordo y se instaló en las esquinas más oscuras de la parte habitable del Victoriano. Me estoy refiriendo a Mordor, el señor de la oscuridad. Lo supimos porque cada vez que Mariaje intentaba subir del salón a cubierta era abducida por Mordor. Creemos que entre ella y él se ha vivido una intensa relación de amor odiado. Amor por parte de Mordor, odio por parte de Mariaje, que no sabemos como ni porqué, seguía cayendo continuamente en los brazos de este malquerido polizonte. Como toda relación mal llevada, a Mariaje se le hizo pequeñito el estómago y ha sobrevivido a la travesía con dos tortillitas francesas, media galleta, un bocado de pan con salchicha, un cuarto de aceituna y cuatro migas de pan de molde. El resto tuvimos que seguir con nuestra dieta de las ocho comidas para mantener un nivel aceptable de desgaste en cuanto a la reducción de lastre en el barco, siempre en pro de conseguir una mayor navegabilidad de nuestro buque.

Mucho motor … demasiado. El suave viento de componente sur suroeste no acababa de empujar la nave a más de cinco nudos. Motor, el amigo molesto. Casi cuarenta horas de ronroneo combatido a base de risas, charlas, canciones, música, baile. Y lo dicho, no siempre ya que en algunos miembros de la tripulación, el aliento de Mordor a contaminado en algunos momentos el mágico encuentro con el mar.
Después de una manifestación en cubierta convocada por el sindicato de marinería irresponsable, donde se corearon consignas como: “la capitanía una guardia al día”, o “almirante … un paso palante”, e incluso, “tripulación en rebelión”, nuestro querido capitán Iñaki se vio digamos que invitado a disfrutar de las guardias nocturnas. Sabedor de que ya nos habíamos echo con las armas guardadas en la Santa Bárbara, dos pistolas de agua, se quedó gran parte de la noche en cubierta, sustituyendo a aquellos marineros más ojerosos o que ya habían quedado con Mordor para compartir.

La mañana del día 5 de mayo nos saludó con más viento. El cierre de la llave de contacto del motor anunciaba que nos poníamos nuevamente en manos de Eolo. Pero esta vez no vino solo. La lluvia también apareció. Durante toda la mañana mientras nos íbamos aproximándonos a la bahía de Cadiz la lluvia estuvo presente. La fuerza del viento iba creciendo, llegando incluso a picos de fuerza 7 que nos empujaba entre los 8 y los 10 nudos de velocidad. El viento roló a rumbo sur sureste.

Viento, aguaceros, ola de unos tres metros por la aleta de babor y niebla. La visibilidad fue disminuyendo hasta no dejarnos ver más allá de un par de millas. Todos y todas pendientes de barcos que pudieran aparecer. No tuvimos problemas en nuestra trayectoria y poco a poco, entre la bruma fue apareciendo las primeras sombras en el horizonte que nos anunciaban ya la proximidad de la tierra. La maniobra de aproximación fue muy buena, utilizando para ello una trasluchada que nos enfiló la entrada del puerto.
Arribada, amarre y descenso a tierra, la travesía desde Canarias llegaba a su segunda singladura.

Y tras esta, las duchas, descanso y despedida. Silvia nos dejaba a las pocas horas, había llegado el fin de su travesía. Había cumplido uno de sus propósitos, acabar la singladura que inició allá por el 2008 y que no pudo concluir por entero. Pero como en todas las cosas buenas hay que dejar una puerta abierta y Silvia así lo ha hecho. Todavía le falta pasar el estrecho, por lo que ya anunciado su incorporación al siguiente viaje, para así poder cruzar el estrecho. Así pues, nos volveremos a ver, muchos besos de todos y todas nosotras.

Despedida y bienvenida. Se nos unen dos nuevos tripulantes, Ernesto, Jon y Javi. Ongietorri. Mañana diremos adiós a Pablo, Leyre, Olatz y el otro Javi, pero eso será mañana, de momento siguen perteneciendo a la tripulación del Victoriano.
Lo que después pasó en la noche gaditana queda guardado en la mente de la tripulación. Solo deciros que hoy se ha dormido mucho, mucho, mucho.

Cierre del cuaderno de bitácora cuando son las 23:53 UTC.







PEQUEÑA SABIDURIA PARA GRANDES MOMENTOS


sábado, 5 de mayo de 2012

ATLANTIKOA ZEHARKATU

2 de mayo de 2012

Ahora son las 12:10 horas UTC. Estamos navegando a motor manteniendo solamente la mayor para que el barco esté equilibrado y no cucharee demasiado con las olas.
Después de un desayuno almorzado, la tripulación ha ido ocupando distintas partes de la cubierta para leer, tomar el sol, compartir una charla o simplemente abandonarse a los pensamientos. La noche ha sido calma. Hemos navegado a la mayor parte de la misma, ayudándonos con las velas. El viento, constante NW fuerza 3. La ola pequeña, de un metro y medio. Desde el comienzo de la travesía navegamos a estima, dejando de lado la electrónica y poniéndonos en manos de una manera más cercana de entender los secretos de la navegación. Anotamos en un cuadro las incidencias de cada turno, incluyendo la distancia recorrida, rumbo y dirección del viento.

Esta noche, después de ponerse la luna a eso de las 3:30 horas, hemos podido asistir a un tranquilo baile de estrellas fugaces, que se perdían después de deleitarnos con una ardiente estela de luz dentro de un bosque mayor de puntos celestes. Al contrario del día anterior no hemos sufrido bajas vomitivas. Los estómagos parecen controlados.

A lo largo de la mañana hemos tenido varias visitas de la húmeda vecindad. Primero han sido los juguetones delfines los que han llamado a nuestra puerta. Después, las tortugas, que como si de rocas se tratase, levantaban al paso de la estela del barco una de sus patas delanteras a modo de saludo. La nota discordante de este bonito espectáculo la ha puesto Txiki, que quería lanzarse al mar a atrapar una y hacer una sopa de tortuga con picatostes. Le hemos tenido que atar al mástil y restringirle a ocho el número de comidas que puede hacer al día.

Por la tarde el poco viento que nos ha acompañado ha ido rolando pasando del Oeste al Sur Oeste, pero no ha aumentado su velocidad, por lo que el constante sonido de la máquina se ha hecho familiar para todo el mundo. De momento se está cumpliendo la predicción meteorológica. Si está sigue así, mañana es posible que podamos prescindir del motor ya que se esperan vientos del SW fuerza 4, aunque pueden amainar de cara a la tarde.
Tranquilidad, risas, baile, cante, ricas viandas y buen vino. Pablo nos ha deleitado a lo largo del día con otra de sus frases de maestro zen: “¿os dais cuenta?, cada momento vivido parece superar al anterior”. Que ciertas nos resultan sus palabras.

Comienzan las guardias de la noche. No hemos visto ningún barco alrededor en todo el día. Estamos solos y solas en medio de este inmenso azul. Estamos solos y solas, pero nos sentimos increíblemente acompañados por todo lo que nos rodea. El tiempo se mide de otra manera. La vida se siente de otra manera.

Cierre del cuaderno de bitácora cuando son las 20:53 UTC.