9 de mayo de 2012
Hace ya unas horas que ha amanecido. El sol comienza a
calentar tímidamente y entre la tripulación del Victoriano se respira ahora una
cálida tranquilidad. La noche ha sido un tanto monótona. La falta de viento que
ha oscilado entre los 4 y los 7 nudos de real, dirección Este, nos ha obligado
a tener que navegar a motor durante muchas horas, siempre atentos y atenta a
los buques que pudieran estar costeando, pesqueros y veleros principalmente.
La noche se nos presentó con una preciosa puesta de sol,
donde como si de un óleo luminoso se tratase, el cielo se fue vistiendo de
distintas tonalidades naranja, amarillo y rojo, que en combinaciones casi
imposibles, nos hicieron contemplar uno de los atardeceres más espectaculares
de la travesía.
Nos encontramos ahora mismo frente al Golfo de Almería, en
rumbo 146º N navegando a vela a la espera de realizar un bordo que nos sitúe en
la enfilación optima para poder pasar el Cabo de Gata. El viento sigue siendo
Este, pero hace ya un par de horas que su intensidad subió hasta los 10 nudos,
por lo que por unanimidad de los componentes despiertos del Victoriano hemos
abierto rumbo para navegar a vela… y esto es fantástico.
Nuestro destino después de dos días de navegación será
aproximarnos a la Playa de los Genoveses en el parque natural de Cabo de Gata.
Ahí haremos un desembarco para inspeccionar la zona y decidir si es el punto
donde esconder el tesoro… “ron, ron, ron, la botella de ron”. La noche la
pasaremos en el pequeño puerto de San José, muy cerca, donde se nos ha encomendado
la misión de cuasi supervivencia de dirigirnos a la lonja y conseguir gambas
para Txiki. Desde que salimos de Cadiz a contagiado en el resto de la
tripulación el llamado “escorbuto gambero”, por lo que se hace imprescindible su
consumo en cantidades terapéuticas.
Nuestra nueva tripulación se ha adaptado magníficamente a
las rutinas de las guardias, siestas, amaneceres, régimen de las ocho comidas,
risas y encuentros. Javi, Jon y Ernesto son tres compañeros magníficos con los
que estamos disfrutando de muy buenos momentos marineros.
Estos días se ha echado de menos a la tripulación descendida
en Cádiz. A Silvia, nuestra voz cálida para cantarle al mar, a Olatz, la
siempre incombustible y atenta marinera de pertrechos, a Javi, ardid de motines
a bordo y catador de ron, a Leyre, la pequeña grumetilla acurrucada en el mar y
desatada en tierra, a Pablo, filósofo de conocimientos imperdurables. Una de
sus innumerables frases perdura día a día en la travesía: “cada momento vivido
supera en cierta manera al anterior”. Desde el Victoriano vaya un beso
salitroso para todas.
Cierre del cuaderno de bitácora cuando son las 12:00 UTC.
Me da mucha paz imaginar esos momentos.....
ResponderEliminarTodavía no te he dado las gracias, Joxe,por tus relatos y acercarnos a vuestros días....a veces siento las sensaciones.....
Un beso d buenas noches.
Yo por fin hoy, en mi camita.
Soy la mas pesada d lis seguidores del blog??
..... Me da igual....
Muaaaaa
Buenos días!
ResponderEliminarNo se q ha pasado con comunicación, Joxe, es w estas d fiesta? Desde hace mucho no has contado nada. Como ya no hay mareos ya no hay nada q contar?
Bueno, imagino q seguís disfrutando.
Un beso grande
kaixo Paloma
ResponderEliminarsi, eres la más y única fiel comentarista de la travesía lo que nos o me llena de orgullo y satisfacción (versus rey cazador de elefantes indomito)