miércoles, 9 de mayo de 2012

PASO POR EL ESTRECHO


8 de mayo de 2012

Cuando son las 14:22 horas local, nos encontramos navegando cerca de las costas andaluzas, concretamente paralelos a la costa de Málaga.

Ayer tuvimos que decir adiós a parte de la tripulación. Pablo, Javi, Olatz y la grumetilla de tres al cuarto Leyre, nos dijeron hasta pronto al medio día. El Victoriano quedó entonces tripulado por los ya veteranos de la travesía Iñaki, Txiki, Joxe y Mariaje (hemos conseguido despistar a Mordor y dejarlo en Cadiz), y por las dos nuevas incorporaciones; Ernesto y Jon.

La mañana y el mediodía lo hemos dedicado a preparar la siguiente singladura que tiene como destino el Cabo de Gata, y como punto importante de la misma el paso por el Estrecho de Gibraltar. El Estrecho, como su propio nombre indica, es estrecho, y se convierte en ciertas horas del día en el desagüe del Mediterráneo, por lo que las corrientes que ahí se forman son importantes, sumado además al intenso transito de buques que por el transita a lo largo de todo el día. A ello hay que sumar que la luna acababa de estar llena, preciosa y rosa nos ha saludado justo un poco antes de la medianoche, lo que aumenta la intensidad de las mareas, por lo que el momento del paso debía de ser concienzudamente estudiado. De ello se ha encargado el almirante Iñaki, decididamente subido de grado al encontrarse el Victoriano sobrado capitanes, patrones y demás graduaciones marinas. La hora de la pleamar ha sido las seis de la mañana por lo que ha esa hora ya nos encontrábamos pasado Tarifa y casi mirando por la amura de babor el peñón de Gibraltar. Antes, por la noche y a la altura del Cabo de Trafalgar, empujados con un flojo viento de fuerza 3 proveniente del Oeste, nos hemos visto sometidos a una fuerte corriente que nos hacía casi casi permanecer quietos, aunque el efecto de la corriente en contra junto con la velocidad que nuestras velas producía una estela que bien semejaba a la que podría producir una velocidad del buque de más de cinco nudos. En este punto también hemos tenido un momento de cierta tensión al encontrarnos sondas muy bajas que no aparecían en las cartas.

Durante el paso frente a Gibraltar el efecto ha sido el contrario. La corriente nos arrastraba hacia dentro del Mediterráneo, imprimiéndonos una velocidad de cuatro nudos lo que nos hacía avanzar a una velocidad de 7 a 8 nudos, y eso que casi no teníamos viento. Nos hemos topado con unos cuantos enormes barcos portacontenedores, y algún otro buque de transporte, por lo que la mañana ha sido entretenida observando este catálogo de barcos en funcionamiento.

Ahora llevamos rumbo 76º hacia el Cabo de Gata. Un suave viento del Noroeste nos empuja lentamente hacia nuestro destino. El mar parece una balsa de aceite. Tranquilo, reposado, casi plano. El barco casi casi no se mece, y la tripulación se va desparramando por cubierta para recuperar horas de sueño perdido por las guardias nocturnas. Desde la mesa del capitán escucho como él nos dice algo… a no, me he equivocado, no nos dice algo, nos ronca algo tumbado en la bañera, que dulce suena su diálogo orco.

Hemos tenido un bonito acontecimiento hace un par de horas. Por nuestro costado de estribor han aparecido una serie de aletas… - ¡atunes!, a gritado nuestro siempre alerta vigía Txiki. Ha motor nos hemos dirigido babeantes hacia las aletas. Pero cuando hemos llegado a su altura otra sorpresa nos deparaba el mar. Era una familia de delfines. Una extensa familia de delfines que nadaba en grupo. Muchos de ellos en pareja de madre y cría. Ha sido un espectáculo maravilloso. Hemos estado un rato con ellos y ellos con nosotros compartiendo su pausado nadar, aunque alguno nos ha deleitado con alguna graciosa pirueta.

Cierre del cuaderno de bitácora cuando son las 23:53 UTC.






No hay comentarios:

Publicar un comentario