10 de mayo de 2012
Ayer nuestra primera parada técnica en tierras almerienses
se produjo fondeando en la Playa de los Genoveses, uno de los lugares
emblemáticos del Parque Natural de Cabo de Gata, si bien yo prefiero calas más pequeñas
y más recogidas como Medialuna o Cala Carbón, pero esto sería parte de otra
historia que ahora no os voy a contar.
Como os comento, en esta cala tuvimos nuestro primer fondeo.
Eran las cuatro de la tarde hora local y habíamos quedado con los tíos de Iñaki
y Javi, que son Mamen y Andrés. Pareja sesmera de reconocido prestigio, que
casualmente se encontraban por la zona de vacaciones. Con ellos compartimos un
agradable rato en el Victoriano.
Se preparó a bordo una deliciosa y exclusiva
ensalada “Genoveses y olé”, y digo lo de exclusiva porque se elaboró con todo
lo que se pudo encontrar a bordo, susceptible de ensaladarse. Tan variada, que
se hace ahora difícil saber cuales eran sus ingredientes.
La tarde fue tranquila, en dos grupos. Uno en tierra que se
ocupó de las viandas y el pertrecho, o sea la marinería de más bajo nivel, y
otro paseando y dando agasajo a la tan estimada pareja como si de una tarde de
paseo en Saint Tropéz se tratase, o sea la oficialidad aristocrática de meñique
altivo.
Pasamos noche en el pequeño puerto deportivo de San José. Un
merecido descanso para afrontar la siguiente singladura que nos llevará hacia
Denia.
A la mañana siguiente, la mañana del día 10 de mayo, tras
una saludable ducha y desayuno reconfortante, partimos con una previsión
meteorológica de viento del Nordeste de componente cuatro y cinco, marejadilla,
así como un solete andaluz que funde cascos, lo que auguraba un bonito día de
navegación a vela.
La salida fue espectacular, soltando trapo y comprobando
desde los primeros momentos que era necesario rizar las velas si no queríamos
que el Victoriano navegase de lado. Así, con un rizo en cada vela, partimos de
la Bahía de San José.
La dirección del viento nos ha ido obligando a tener que
abrir el rumbo más de lo conveniente. El barco no navega bien en ceñida
rabiosa, y hemos tenido que darle algún margen más. Además, no sabemos como ni
de donde, agazapado entre los tambuchos, apareció Mordor. El primero en sentir
su frío y blanquecino abrazo fue Javi, que con rostro pálido nos miró ojeroso
mientras decía, - me ha atrapado, me recluyo en el camarote. Y después le tocó
a Mariaje, de la que pensábamos había abandonado esta dañina relación, no era
así. Aunque nos ha repetido por activa y por pasiva que no quiere saber nada
más de él, ha vuelto a coquetear con la sombra maldita.
A última hora de la tarde hemos tenido que poner nuevamente
el motor. El rumbo abierto no nos permitía hacer un bordo que nos llevara a
librar el Cabo de Palos a vela. Tendremos que seguir así toda la noche para
luego poder doblar el cabo y virar rumbo Norte y acercarnos hacia… no lo
tenemos muy claro. Denia ya no va a ser por las previsiones de horas. Lo
tendremos que ver mañana por la mañana.
Hay mucho tráfico marítimo, la noche está cerrada. Nos ayudamos
del radar para mayor tranquilidad. El Cabo de Palos con un dispositivo de
separación de tráfico para el tránsito de buques se aprecia denso esta noche.
Cierre del cuaderno de bitácora cuando son las 22:00 UTC.
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